En realidad, recetas para formar investigadores no existen. La investigación, como profesión, es extremadamente compleja y depende de tantos factores que es imposible tener recetas. Así como no hay dos investigadores iguales, no existen dos rutas idénticas para hacerse investigador. Sin embargo, sí hay marcos y políticas institucionales sobre las cuales se ofrecen condiciones para formarlos. Aquí revisamos algunas de ellas.
Los grupos de investigación en Colombia son a los investigadores, lo que los semilleros a los estudiantes. En otras palabras, los semilleros de investigación son el espacio que las universidades tradicionalmente han propuesto para la formación investigativa. No son pocos. Solo la Red Colombiana de Semilleros (RedColsi), la mayor agremiación de semilleros en el país, congrega unos 8 mil de ellos en sus 21 nodos.
Entre las principales funciones de los semilleros está la formación investigativa. En este punto resulta clave diferenciarla de la investigación formativa. Según el investigador Ciro Parra Moreno, la primera persigue el desarrollo de competencias investigadoras en los estudiantes, mientras que la segunda es una estrategia pedagógica para el desarrollo de un currículo. La formación investigativa es flexible, puede ser transversal a los programas académicos de una universidad y, por lo general, se articula con los grupos de investigación y sus líneas de trabajo.
Según Parra, la legislación educativa colombiana estipula que este tipo de formación corresponde a los programas de maestría y doctorado. Sin embargo, asegura que en el pregrado «contribuye al desarrollo de competencias y habilidades de aprendizaje necesarias para el ejercicio profesional» y también «fomenta la formación de una cultura investigativa y abre la posibilidad de encontrar personas talentosas, que deseen orientarse hacia la investigación como actividad profesional».
En este artículo revisamos los modelos de formación investigativa de tres organizaciones a través de las voces de quienes las coordinan: la Institución Universitaria Pascual Bravo, la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de Antioquia. Para cada caso, se describe su estructura, el tipo de proyectos que acoge, los estímulos que ofrece, su valor agregado y los retos y perspectivas que enfrenta.
Institución Universitaria Pascual Bravo
Estructura
El sistema de investigación en la Institución Universitaria Pascual Bravo está soportado en dos pilares: la investigación aplicada y la investigación formativa. Según la vicerrectora Úsuga, este último es fundamental porque responde a la esencia misional de las Instituciones de Educación Superior y particularmente lo es para el Pascual Bravo porque fue uno de los aspectos destacados en el proceso de acreditación de alta calidad al que se sometió la organización.
La investigación formativa en la Institución se estructura alrededor de los grupos y sus líneas de investigación, a los cuales se vinculan los semilleros. La Institución cuenta con varios tipos, que dependen del alcance, función y el tipo de comunidad que impactan:
● El Semillero de Regiones que convoca estudiantes que hacen parte de los programas de formación que el Pascual Bravo ofrece en municipios del departamento de Antioquia por fuera del Valle de Aburrá. En este caso, los proyectos responden a las necesidades de esas comunidades.
● Los semilleros Universidad Empresa que trabajan de la mano con organizaciones del sector productivo en proyectos que facilitan, al mismo tiempo, la formación en investigación y la inserción a la vida laboral.
● Los Semilleros Internacionales que son acompañados por universidades con sede en otros países y que facilitan la formación en competencias para la investigación en diálogo con estándares internacionales.
● El Semillero Cole que opera en 18 colegios del Valle de Aburrá y que apuesta por un acompañamiento vocacional a estudiantes de colegio para estimular su interés por la formación en investigación
Según la vicerrectora Úsuga, el modelo ofrece además una escala de formación. El ingreso al sistema se da por medio del semillero vocacional, se consolida en los semilleros vinculados a los grupos de investigación y se fortalece por medio de programas como Talentos Pascualinos y Pascualino Creativo e Innovador. Ambas iniciativas buscan formalizar la vinculación de estudiantes de pregrado y posgrado al mundo de la investigación y con ellos se remunera económicamente a los jóvenes para acompañar este proceso.
Proyectos
Existen dos fuentes principales de proyectos de investigación: los trabajos que se dan en el aula y los proyectos elaborados en los semilleros:
● Los proyectos que nacen en el aula transitan al sistema de investigación por su calidad, y por su potencial académico y tecnológico. Se denominan Proyectos de Aula (PA) o Proyectos Integradores de Aula (PIA) según su alcance y la cantidad de asignaturas de la malla curricular involucradas en los proyectos. Este es, además, un mecanismo de ingreso de estudiantes a los semilleros.
● Los proyectos formulados por los semilleros se vinculan a las dinámicas y las líneas de los grupos de investigación.
De acuerdo con la vicerrectora Úsuga, en ambos casos los proyectos siempre mantienen una conexión directa con el sector productivo y las comunidades para asegurar que responden a las necesidades del entorno. En cuanto a su impacto, los proyectos nutren el trabajo de los grupos de investigación, pero también la vida académica de los estudiantes: «lo que también estamos fomentando es que estos Proyectos Integradores de Aula se integren al sistema de investigación y a otro nivel muy importante que es la modalidad de trabajo de grado que en caso todas las IES puede ser de tipo emprendimiento, de tipo práctica empresarial o de investigación. Entonces motivamos a ese chico que ha venido formando a que haga su modalidad de trabajo de grado tipo investigación. Hemos logrado que los estudiantes retomen estos proyectos para que hagan sus trabajos de grado bajo la modalidad de investigación. Queremos que se gradúen investigando», concluye Úsuga.
Estímulos a la investigación
Un punto importante de las estrategias para la formación de investigadores son los estímulos y el apoyo institucional que las soporta. En este caso, la dependencia que acompaña el proceso es la Dirección de Tecnología e Innovación (DTI).
La DTI promueve la conformación, permanencia y seguimiento a los semilleros Pascualinos mediante varias estrategias:
● La Institución financia los proyectos de investigación de los semilleros y apoya económica y administrativamente a los estudiantes para que participen en eventos científicos y artísticos en los que puedan divulgar y compartir su trabajo.
● Los programas Pascualino Creativo e Innovador y Talento Pascualino en los que se remunera económicamente a estudiantes vinculados formalmente a proyectos de investigación.
● Los estudiantes que cumplan con ciertos criterios de permanencia en los semilleros reciben becas por un 50 % del valor de la matrícula.
● Los semilleros pueden solicitar acompañamiento especializado para la formación en temas específicos que aporten al desarrollo de sus proyectos. «Por ejemplo, el año pasado ofrecimos cursos en temas como industrias 4.0, métodos de investigación cualitativa o cartografías sociales», señala Serna.
Valor agregado
Según Carlos Mario Serna, uno de los valores diferenciales del sistema es su apuesta por «cubrir toda la cadena educativa, desde el colegio hasta la formación posgradual». Así, la formación de investigadores inicia temprano en la vida escolar.
Otro factor diferencial de la Institución Universitaria Pascual Bravo es que sus semilleros trabajan principalmente alrededor de proyectos de investigación aplicada. A diferencia de la investigación básica, la investigación aplicada genera conocimientos que responden directamente a los problemas sociales o del sector productivo. Esta forma de investigación es común en las instituciones universitarias con vocación tecnológica, como el Pascual Bravo.
Retos y perspectivas
Para Alejandro Vélez la estrategia de formación de investigadores de la Institución tiene varios retos:
● Mantener la tendencia creciente de participación y permanencia de los estudiantes en los semilleros.
● Conectar mejor los semilleros con los currículos de los programas académicos que ofrece el Pascual Bravo.
● Ampliar las capacidades del equipo de la DTI para realizar un seguimiento más detallado del proceso.
● Fortalecer la apuesta de formación a lo largo de la cadena educativa, que va desde el colegio hasta la universidad.
● Articularse con las agendas nacionales y regionales en materia de ciencia, tecnología e innovación.
Universidad de Antioquia
Estructura
El Programa de Semilleros de la Universidad de Antioquia está adscrito a la Vicerrectoría de Investigación. Su objetivo es consolidar la estrategia de semilleros en Medellín y en la mayoría de seccionales de la Institución. Cuenta con el apoyo de la Red de Semilleros (RedSIN) de la Universidad, que existe hace más de 20 años. Esta Red propuso la figura de semilleros de investigación en el país; nació por iniciativa de estudiantes de la Universidad de Antioquia y la Universidad de Caldas.
El Programa cumple con varias funciones: gestiona datos y recursos para los semilleros, propone estrategias de formación en investigación, apoya a los estudiantes para que participen en eventos académicos y acompaña la gestión de proyectos de investigación.
Los semilleros en la Universidad se entienden como agrupaciones extracurriculares que parten del interés voluntario e independiente de los estudiantes. En esta medida, no se busca articularlos a los programas ni a sus mallas curriculares. Se entiende que el estudiante es libre de participar por fuera del currículo: «si se compara la estrategia con experiencias internacionales, los semilleros de la Universidad se asemejan a los clubes de ciencia, o a lo que en México se conoce como pandillas científicas», señala Carvajal.
Los semilleros pueden estar vinculados de manera directa a grupos de investigación, pero también existen semilleros independientes.
Proyectos
Según Carvajal, los semilleros de la Universidad son extremadamente diversos, tanto en el tipo de estudiantes que participan en ellos como en las temáticas que abordan. Además, su funcionamiento es autónomo y la relación de sus integrantes horizontal. Por eso, los proyectos que se gestan en su interior varían mucho de un caso a otro.
Mediante el programa se financian anualmente 20 iniciativas con aproximadamente 2 millones: «este soporte no requiere ninguna condonación. Sólo se pide que se desarrolle el proyecto y se presenten los resultados en un espacio, bien sea interno o externo», apunta Carvajal.
Estímulos a la investigación
Carvajal explica que los estímulos ofrecidos por el programa están dirigidos especialmente a fortalecer la comunidad científica de jóvenes en la Universidad. Entre ellos se cuenta:
● Una estrategia de formación en cultura científica. Se ofrecen cursos cortos en metodología de investigación, escritura académica, presentación oral de datos, monólogos científicos, entre otros. También ofrecen cursos de formación para coordinadores de semilleros, dirigidos tanto a estudiantes como a docentes.
● Campamentos de Semilleros de Investigación. Los semilleros participan en dos rutas formativas: la primera, sobre estructuración y recorrido de los semilleros; la segunda, sobre retos que se pueden abordar desde múltiples áreas de conocimiento. Los campamentos se realizan anualmente, cuentan con la participación de cerca de 120 estudiantes, tienen una duración de tres días y se construyen en equipo con los mismos estudiantes.
● Los semilleros reciben apoyo para la participación en eventos cuando los estudiantes son autores principales de los productos de conocimiento y para pasantías de investigación convalidadas por instituciones externas.
● La estrategia joven investigador, es similar a la que ofrece MinCiencias, funciona como una pasantía de seis a doce meses para trabajar en un grupo de investigación de la Universidad. Incluye un reconocimiento económico de medio salario mínimo.
Para muchos posgrados de la universidad, la participación en los semilleros de investigación cuenta como un criterio de selección.
Valor agregado
Uno de los valores agregados del sistema es su diversidad: «nuestra población de semilleros es variopinta. Hay semilleristas con rendimiento académico promedio, otros alto; algunos trabajan en temas de género, otros en paz, posconflicto, ciencias, afro. Esto hace que la comunidad científica sea interesante».
Entre las claves que anota Carvajal para su buen funcionamiento está la autonomía de los estudiantes, la confianza que se les entrega y los ejercicios constantes de comunicación: «es clave no dejarlos solos y motivarlos para que apliquen a oportunidades, a eventos, pasantías, experiencias. Eso los motiva».
El programa tiene incluso con marca propia: «Mi alma es semillerista» en redes sociales. En estos espacios lanzan constantemente concursos y contenidos como «Un café con el experto», una estrategia de divulgación científica que se realiza junto a RedSIN.
Retos y perspectivas
«Nosotros tenemos un reto de consolidación muy grande. Queremos que los semilleros se mantengan en el tiempo y que los participantes puedan permanecer en ellos. No es fácil. Por ejemplo, tenemos estudiantes que estudian en Andes, pero no necesariamente viven en el municipio, sino en regiones cercanas, y tienen que viajar una o dos horas para llegar a la seccional», afirma Carvajal. También plantea retos de cobertura: «todavía nos falta llegar a algunas sedes: Segovia, Magdalena Medio, Occidente».
Universidad de Nacional de Colombia – Sede Medellín, Facultad de Minas
Estructura
Con nueve sedes y una población estudiantil que supera los 50 000 estudiantes, la Universidad Nacional de Colombia es la organización de educación superior más grande del país. Su estructura administrativa es descentralizada y diversa, por ejemplo, la Facultad de Minas de la sede de Medellín, que en realidad es una facultad de ingenierías, cuenta con su propia oficina de investigación y extensión.
La Facultad de Minas tiene 55 grupos de investigación reconocidos y categorizados por MinCiencias. Por la forma como está organizada, cada grupo debe tener al menos un semillero de investigación vinculado. Su estructura es piramidal: «en cada proyecto hay un estudiante de doctorado que cuenta con el apoyo de estudiantes de maestría, que también son acompañados por estudiantes de pregrado. Lo que buscamos es que el estudiante de pregrado aprenda a investigar investigando», señala Tobón.
La forma en que se organizan los semilleros depende de cada grupo de investigación y de los investigadores. Sin embargo, la universidad plantea algunas recomendaciones:
● Que los estudiantes se vinculen desde el cuarto semestre, cuando ya tengan una formación en ciencias básicas.
● Que los semilleros trabajen alrededor de «conocimientos transversales (…) la ingeniería tiene que hablar con las ciencias sociales, el medio ambiente, los territorios,
las comunidades… Tratamos de que eso se vea reflejado en los semilleros», plantea Tobón.
● Promover un ambiente diverso e incluyente, así como los estudiantes de la Universidad.
Proyectos
La autonomía que tienen los investigadores de la universidad les permite realizar proyectos de diversa naturaleza y vincular a ellos semilleros. Por su parte, la Vicedecanatura de Investigación y Extensión promueve la creación de semilleros y proyectos intersedes o interfacultades con la intención de crear diálogos entre realidades diversas y áreas de conocimientos. Para ello, lanza regularmente convocatorias para estimular la formación investigativa.
Estímulos a la investigación
La Vicedecanatura cuenta con varias estrategias para fortalecer la formación investigativa:
● Una convocatoria para estimular la investigación educativa. Este mecanismo apoya a los docentes que deseen experimentar con sus metodologías y apuestas pedagógicas. Las propuestas ganadoras son financiadas.
● Exigir que los proyectos de investigación que se presenten a las convocatorias incluyan a los semilleros y propongan alianzas interfacultades e intersedes.
● Estipendios o apoyos económicos para algunos estudiantes que se vinculen a los proyectos de investigación a través de sus semilleros.
● Apoyo económico y administrativo para que los semilleros presenten sus proyectos en eventos nacionales e internacionales.
● Apoyo para la redacción de artículos científicos y trabajos de grado que partan de los proyectos realizados por los semilleros.
Valor agregado
La Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín ha abierto espacios internos para preguntarse cuál es su papel social como espacio de conocimiento. A través de estos espacios se ha consolidado una propuesta diferencial que impacta el tipo de investigación que se realiza en la Facultad: «nosotros hemos creado un Instituto de Estudios en Ingeniería. Uno de sus resultados es el Manifiesto ingeniería para la vida, un documento en el que declaramos que, más allá de ser ingenieros, que lo somos y creemos que muy buenos, queremos ser muy buenos seres humanos y queremos tener un compromiso social y ambiental fuerte».
Este compromiso social y ambiental, que impacta el sistema de investigación de la Facultad, se define en uno de los apartados del documento: «proponemos que la Facultad de Minas integre el conocimiento ecológico profundo de los territorios en todos sus procesos de aprendizaje, investigación y extensión. En esto consiste precisamente lo que llamamos Ingeniería para la vida: que en todos los currículos, programas y proyectos de la Facultad existan conexiones significativas entre la ingeniería y la historia natural de los territorios, la sabiduría colectiva de las comunidades que los habitan, y el conocimiento de los patrones, procesos y flujos necesarios para mantener la vida en ellos».
Retos y perspectivas
Tobón señala que la Facultad tiene varios retos frente a su apuesta de formación investigativa. Entre ellos destaca:
● Llevar el conocimiento de los semilleros a las comunidades, incluso comenzando por las mismas familias de los estudiantes. «Por ejemplo, tenemos un semillero que se llama Prexia. Ellos investigan y apoyan a las micro empresas, a las MIPyMES —micro, pequeña y mediana empresa—. Ayudan a la señora que hace arepas a montar un plan de negocios».
● Apoyar a los semilleros para que sus trabajos puedan convertirse en emprendimientos.
● Acompañar el compromiso de los semilleros con el medio ambiente, un esfuerzo que ya ofrece algunos resultados: «todos nuestros semilleros hablan hoy de economía circular, huella de carbono, análisis de ciclo de vida, etc».
● En el Marco del G8 —una alianza de universidades antioqueñas con sede en el departamento— promover un encuentro de semilleros regionales y la conformación de semilleros interinstitucionales.
Sin importar el tamaño de la universidad, el tipo de investigación que promueve, o los programas académicos que ofrece, la formación investigativa es un eslabón clave para instituciones de educación superior y un componente esencial para la política nacional de ciencia, tecnología e innovación. De ella depende, en buena medida, la formación del talento humano nacional que asumirá los retos de conocimiento que nos depara el futuro.