Diseño sostenible: equilibrio entre economía, sociedad y medio ambiente

María Clara Jaramillo Muñoz /

El concepto de «desarrollo sostenible» es relativamente reciente. Su definición se estableció en 1987 durante la Comisión Brundtland, un grupo de trabajo de la ONU nombrado en honor a Gro Harlem Brundtland, entonces primera ministra de Noruega, quien lideró el evento. El informe resultante, Nuestro Futuro Común (Report of the World Commission on Environment and Development: Our Common Future) incluye la siguiente afirmación: «La humanidad tiene la capacidad de lograr que el desarrollo sea sostenible para saciar las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades», frase que sirvió como base de partida para profundizar en el tema.

Según un artículo de la Universidad Politécnica de Valencia, el informe plantea la posibilidad de obtener un crecimiento económico basado en políticas de sostenibilidad y expansión, con la convicción de que es imposible separar los temas de desarrollo del medio ambiente. En este se señala que las iniciativas de desarrollo convencionales tenían un efecto contradictorio, pues conducían a aumentos en términos de pobreza, vulnerabilidad e incluso degradación del ambiente por causa del consumo desmedido de recursos naturales, dejando un impacto nocivo en la naturaleza. Por eso surgió la necesidad de un nuevo concepto, uno en pro del progreso humano hacia el futuro, el de desarrollo sostenible.

Harlem Brundtland expone en el informe que el desarrollo sostenible requiere satisfacer las necesidades básicas de todos y brindar la oportunidad de realizar sus aspiraciones de una vida mejor, pues un mundo en el que la pobreza sea permanente siempre estará expuesto a catástrofes ecológicas y de otros tipos.

En su discurso hace un llamado urgente a todos los países al cambio: «El desarrollo sostenible no es un estado fijo de armonía, sino más bien un proceso de cambio en el que la explotación de los recursos, la dirección de las inversiones, la orientación del desarrollo tecnológico y el cambio institucional se hacen compatibles con las necesidades futuras y presentes. No pretendemos que el proceso sea fácil o sencillo. Hay que tomar decisiones dolorosas. Por lo tanto, en última instancia, el desarrollo sostenible debe basarse en la voluntad política», manifestó Gro Harlem en el documento.

La Comisión Brundtland abrió una puerta para que otras convenciones y eventos mundiales se desarrollaran, como sucedió luego con la Cumbre para la Tierra, que se llevó a cabo en Río de Janeiro, Brasil, en 1992; reunió a miembros de 179 países para hacer un esfuerzo por centrarse en el impacto de las actividades socioeconómicas sobre el medio ambiente.

Más tarde, en el 2000, se definieron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), ocho metas fijadas con el propósito de abordar los principales desafíos globales en materia de pobreza, salud, educación e igualdad, con un plazo de cumplimiento fijado para 2015. En este mismo año se pactaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como una agenda global para el año 2030, conformados por 17 metas principales, en el camino de equilibrar el desarrollo económico, social y ambiental.

También en el 2015, se firmó el Acuerdo de París, tratado internacional encaminado a combatir el cambio climático y acelerar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. Además de esto, muchas empresas han optado por el uso de energías renovables y políticas de sostenibilidad más estrictas, así como la implementación y mejora de procesos y productos con un impacto ambiental reducido.

Sostenibilidad en el diseño y la arquitectura

El diseño sostenible es un puente entre la conservación ambiental y el desarrollo humano, donde hay que tener en cuenta el impacto de cada acción en el presente y en el futuro. Lina Marcela Cataño, ingeniera de Diseño de Producto con énfasis en Diseño Sostenible, afirma que: «Un proyecto ideal que integre principios de sostenibilidad debería considerar múltiples factores de manera integral. No se trata solo de diseñar por diseñar, sino de reconocer que cada diseño, producto o servicio interactúa con un entorno mayor, un ecosistema con límites y condiciones que hacen habitable o no el planeta. Este entendimiento nos lleva a pensar en las implicaciones de cada creación; su impacto, su ciclo de vida y su conexión con un sistema más amplio».

En este sentido, cada vez más productos y servicios buscan incorporar principios de sostenibilidad para reducir su impacto ambiental y mejorar la calidad de vida de las personas. Un ejemplo de ello es la industria de la moda, donde algunas marcas han desarrollado prendas con materiales reciclados, algodón orgánico y procesos de producción de bajo impacto, al igual que ha crecido el negocio de la moda circular o de segunda mano.

En el ámbito tecnológico, empresas como Fairphone y Framework Computer han apostado por el diseño modular en sus dispositivos móviles y laptops, permitiendo la reparación y actualización de componentes para extender su vida útil y reducir los desechos electrónicos.

El sector de la movilidad también ha experimentado innovaciones en esta dirección. La implementación de buses eléctricos en las urbes, las aplicaciones que promueven el uso compartido de automóviles como BlaBlaCar, Zipcar y Muvo, y el uso de bicicletas públicas en ciudades como Ámsterdam y Bogotá, buscan disminuir la huella de carbono en el transporte. Otro ejemplo, es la empresa de carga DHL, que con vehículos eléctricos, biocombustibles y optimización de rutas mediante inteligencia artificial, reducen kilómetros recorridos y consumo de combustible.

De manera similar, compañías como Loop ofrecen el servicio de sistemas de envases reutilizables a otras marcas de alimentos para evitar los recipientes de un solo uso. En esta misma línea, está la aplicación Too Good To Go, que combate el desperdicio de alimentos conectando negocios con consumidores para vender productos cercanos a la fecha de vencimiento.

Como los ejemplos mencionados, hay muchas empresas, organizaciones, instituciones y personas que se han sumado a la causa con ideas ingeniosas y desde ámbitos muy diversos.

Ahora bien, aunque el concepto de diseño sostenible es relativamente nuevo, la preocupación por crear desde unos principios encaminados hacia la sostenibilidad, no es algo reciente; desde la premodernidad y la modernidad ya había un interés por las eficiencias energéticas y bioclimáticas, demostrando que estos temas han sido una constante en el diseño de edificaciones.

Un ejemplo de ello es la arquitectura vernácula, un estilo de construcción que se adapta a las condiciones geográficas y ambientales del lugar, aprovechando los recursos locales y adaptándose a las necesidades de sus habitantes. Se da en todo el mundo dependiendo de los recursos naturales disponibles en cada región, como piedra, barro, paja, bahareque, guadua, madera e incluso hielo.

Y aunque la arquitectura vernácula fue casi desplazada por completo en la actualidad con el uso de materiales más accesibles y resistentes dentro de las necesidades urbanas, en algunos casos las soluciones basadas en la naturaleza están ganando un nuevo protagonismo. «Estas intervenciones buscan resolver problemas del entorno construido utilizando elementos naturales en lugar de artificiales, promoviendo un equilibrio sostenible entre la edificación y el medio ambiente», expresó Hernán Arango, arquitecto paisajista, experto en rehabilitación de paisajes postextractivos.

Para Arango, un proyecto ideal de esta índole debería incorporar principios de sostenibilidad desde varias perspectivas: «Es importante introducir un nuevo discurso, el de la ecología, que aunque inicialmente científico, también se convirtió en un discurso político. A finales del siglo pasado, pensadores y críticos comenzaron a atender los llamados de las ciencias hacia el entorno de la construcción, uno de los sectores que más contaminación genera», añadió.

Otro aspecto a tener en cuenta para considerar un proyecto sostenible en este ámbito es analizar la energía incorporada en los materiales, que mide lo que se necesita para producir y procesar un elemento hasta su disposición final en una construcción. Por ejemplo, la madera requiere menos insumos debido a su procesamiento sencillo, mientras que el aluminio, por su alto nivel de tratamiento, tiene un gasto energético añadido.

Hernán explicó cómo esto refuerza la necesidad de optar por equipos de bajo impacto ambiental y la importancia de diseñar edificaciones que minimicen el consumo energético, tanto en calefacción como en enfriamiento e iluminación: «En resumen, un proyecto sostenible debe incorporar componentes y diseños eficientes, soluciones naturales y un enfoque integral que atienda tanto la escala arquitectónica como la urbana, respetando siempre los principios de sostenibilidad y bioclimática», concluyó.

La arquitectura y la construcción son ejemplos que pueden aplicarse al diseño sostenible, que van desde la planeación de ciudades hasta la adecuación de viviendas familiares. Pero este concepto, en realidad, es adaptable a cualquier ámbito, desde productos del hogar a materiales industriales, procesos intangibles o servicios.

Por otro lado, cada individuo tiene una responsabilidad en sus hábitos y patrones de comportamiento y su impacto en el mundo, así que tomar consciencia de lo que se obtiene, de su procedencia, qué uso se le da, por cuánto tiempo, si se repara o no, son actos que pueden modificar esa cadena de consumo. Para lograrlo, es necesario recordar que cada uno es agente de cambio, capaz de generar transformaciones significativas a través de decisiones individuales y colectivas. Este enfoque invita a reflexionar sobre cómo contribuir, desde las capacidades de cada uno, a cultivar un planeta más equilibrado y habitable.

Lina Marcela Cataño, quien es experta en innovación y creación de futuros, explicó que, durante mucho tiempo se ha operado bajo modelos económicos y productivos que no consideran esta interconexión, donde la economía lineal, basada en el concepto de «usar y desechar», ha llevado a enfrentar consecuencias ambientales severas: «Aunque ahora emergen propuestas como la economía circular o la economía del donut, debemos ser críticos. Estas alternativas, aunque prometedoras, no siempre son tan beneficiosas para el medio ambiente como parecen, ya que pueden perpetuar ciertas dinámicas insostenibles», concluyó.

People holding recycle symbol against green spring background. Earth day holiday concept.

El diseño sostenible se ha convertido en uno de los pilares de la Escuela Pública de Diseño de la Institución Universitaria Pascual Bravo, afirmó María Patricia Lopera, quien hace parte del equipo detrás del Simposio Internacional de Diseño Sostenible, evento anual de la institución con el que se busca fortalecer los procesos de investigación y creación relacionados con el diseño sostenible para generar espacios críticos y propositivos de participación.

María Patricia, quien es docente de la Facultad de Producción de Diseño de la Institución, afirmó que este enfoque busca optimizar recursos, minimizar impactos ambientales y promover el bienestar social tanto en los proyectos de aula como en las prácticas de los estudiantes. «Hemos visto cómo alumnos de distintas disciplinas, desde Diseño hasta Ingeniería, han integrado la sostenibilidad en sus proyectos, desarrollando soluciones innovadoras que abordan problemáticas reales. Este compromiso fomenta una cultura de conciencia ambiental y social que trasciende las aulas», señaló.

Por otro lado, la ingeniera ambiental Cristina Romero, quien fue una de las invitadas al Simposio Internacional de Diseño Sostenible en su decimotercera versión, comentó que: «Hay un gran potencial en las universidades de aplicar ese conocimiento justamente en la solución de las problemáticas que estamos viviendo. La creatividad de los estudiantes y una mirada fresca del mundo, junto a la experiencia y trayectoria de los docentes, son una fuente valiosa para la innovación, que es justo lo que necesitamos para mejorar este panorama que se ve tan desolador».

Para esta última ocasión se organizó un conversatorio enfocado en investigación-creación, que contó con la participación de académicos de distintas ciudades, como Cali, Pasto y Bogotá. «Este espacio tuvo como objetivo enseñar a los profesores cómo desarrollar proyectos de investigación-creación relacionados con el diseño sostenible», explicó Carlos Lopera, docente del Departamento de Diseño de la Institución Universitaria Pascual Bravo, quien organiza el evento desde el 2016.

Lopera comentó que el simposio, en general, sirve como una actividad de relación institucional, en la que los estudiantes están invitados a conocer los trabajos de investigación, desarrollo tecnológico e innovación que se ejecutan en la Institución en torno al diseño sostenible. «Este tipo de eventos son una muestra de nuestro compromiso con la sostenibilidad. Invitamos tanto a la comunidad universitaria como a la población en general para que se unan al Simposio Internacional de Diseño Sostenible, como una acción positiva hacia el cambio», contó Carlos, quien es además el director del grupo de investigación Ícono.

La primera edición de este Simposio se realizó en 2011 con el ánimo de entablar discusiones alrededor del tema, dar a conocer investigaciones y proyectos, y motivar a estudiantes a unirse a la moción, así como formar una sociedad más consciente y comprometida con el cuidado del planeta: «Somos una comunidad que desde varias instancias estamos haciendo esfuerzos para mitigar los efectos que dejan grandes compañías y personas menos responsables, una fuerza muy potente que vale la pena perpetuar y visibilizar», ultimó Romero, quien es MSc en Divulgación Científica y Apropiación Social del Conocimiento.

Este evento es un espacio para la reflexión y la creación de pautas sobre diseño sostenible, al generar un impacto en reformas curriculares y en la incorporación de cursos enfocados en esta área. La pasada versión se realizó en octubre de 2024 y la programación como eje temático el concepto «renacer», que significa, desde el prefijo «re», repetir o volver a hacer, acciones que, entendidas desde procesos de sostenibilidad o ambientales, marcan una subárea del diseño denominada diseño regenerativo. Este acontecimiento está dirigido a docentes, estudiantes, profesionales y público en general, interesados en presentar avances o resultados finales de proyectos de investigación, académicos, investigación-creación e iniciativas de formación.

A partir de este encuentro se han generado diversas publicaciones con resultados de investigación. Entre las publicaciones más relevantes se encuentran Sostenibilidad, cultura y sociedad (2019), Ecociudades: una experiencia urbana (2020), Diseño sostenible, creación, materialidad y experiencia (2021), las cuales se pueden encontrar en el Fondo Editorial de la Universidad.

El diseño sostenible hace un llamado urgente para reconfigurar la relación con el entorno, al integrar soluciones equilibradas entre las necesidades humanas y la preservación de los ecosistemas. En palabras del premio Nobel de economía, Amartya Sen: «el desarrollo es la expansión de las capacidades reales de los individuos para vivir una vida que vale la pena vivir». Este principio nos invita a concebir el diseño no solo como una práctica técnica, sino como un acto transformador que habilita a las personas para prosperar en espacios que fomenten su bienestar y creatividad, al tiempo que garantizan un futuro más justo y sostenible para todos.

María Clara Jaramillo Muñoz
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