La propiedad intelectual es el derecho de dominio que una persona o una organización ejerce sobre bienes que son generados por el intelecto humano. Consta de dos dimensiones: la propiedad industrial y los derechos de autor y conexos. Las universidades e instituciones de educación superior utilizan este mecanismo para proteger creaciones e invenciones. ¿Cómo lo hacen?
De ideas surgidas en conversaciones casuales, de experimentos que no salieron como estaba previsto y de la mera casualidad han nacido inventos que hoy son comunes e, incluso, son indispensables para la humanidad. Tal es el caso de los fósforos, creados a partir de un evento fortuito en el que su inventor, John Walker, notó la formación de un bulto en un palo con el que mezclaba productos químicos y que, al rasparlo en una superficie, produjo chispas; o de los rayos X, cuando, en un día de trabajo de Wilhelm Roentgen en el que manipulaba un tubo de rayos catódicos en una habitación oscura, percibió que una pantalla fluorescente cercana brillaba cuando el tubo estaba encendido y, al poner su mano frente al tubo, pudo ver sus propios huesos en la imagen proyectada en ella.
Como estos inventos, la mayoría de equipos, herramientas y utensilios que empleamos en nuestras tareas diarias partieron de la causalidad, del error, y de ideas con las que se pretendía solucionar un problema o una necesidad. Estas ideas y accidentes afortunados luego se convirtieron en invenciones protegidas por patentes, o al menos ha sido común que lo sean desde el Siglo XV, periodo del que data una figura similar a un sistema de patentes en la Italia renacentista.
Entonces, ¿Qué es una patente? El mismo término ofrece claves para entenderlo: patens, -entis significa «estar expuesto, ser evidente»; es decir, es un mecanismo para que las invenciones «estén disponibles», como una transacción, con la cual los creadores revelan su conocimiento técnico a cambio de poder explotar económicamente su invención y ser reconocidos como sus inventores. Este derecho a beneficiarse por el fruto de su intelecto es adquirido en el país en el que se solicita la patente e impide que alguien copie, utilice, distribuya o venda sin su permiso su trabajo por un tiempo específico. Una vez se cumple la vigencia de la patente el conocimiento protegido pasa a ser de dominio público, lo que en definitiva beneficia a la sociedad.
De la idea a la patente
El camino para obtener una patente es exigente. Aunque cada país cuenta con su propia reglamentación y entidad para otorgarlas, existen normas comunes que se aplican en todo el mundo.
En Colombia, el organismo competente para otorgar patentes es la Superintendencia de Industria y Comercio —SIC—. ¿Qué se puede patentar en la SIC? Según esta entidad, «las ideas no se protegen. Se protegen los inventos que consistan en productos, procedimientos, métodos de fabricación, máquinas o aparatos que se obtengan de ellas», es decir, aquello que conduzca a la aplicación práctica y funcional del conocimiento; por ejemplo: «una nueva formulación para un producto farmacéutico, una máquina o un procedimiento para la obtención de un producto». En cambio, no son objeto de protección los seres vivos, teorías científicas, métodos matemáticos ni obras de tipo artístico literario o científico.
Luego de realizar este primer análisis, se puede estudiar la viabilidad de una patente. Según la SIC, para que un invento sea “patentable” debe cumplir ciertas condiciones: primero, debe ser novedoso, lo que implica que no existan en el mundo; segundo, se requiere que posea nivel inventivo, es decir, que como solución o alternativa no sea obvio o pueda ser deducido fácilmente por un experto; por último, debe tener una aplicación industrial, que consiste en la que pueda ser producido y utilizado en el sector industrial.
Otro factor que se debe tener en cuenta antes de solicitar la protección de un conocimiento es que, dependiendo del invento, será necesario tramitar una patente de invención o un modelo de utilidad. La primera es todo nuevo producto o procedimiento que ofrece una solución técnica con aportes a una industria o campo técnico específico; la segunda es aquella invención que consiste en una nueva forma, configuración o disposición de elementos de un artefacto, herramienta, mecanismo u otro objeto que permita que funcione mejor (o diferente). En este caso, la modificación propuesta sobre el objeto debe proporcionarle alguna ventaja que antes no tenía, en esto consiste su nivel inventivo
Además de sus diferencias intrínsecas, el alcance de la patente de invención y del modelo de utilidad es distinto. En la primera se protegen las invenciones de producto como de procedimiento, mientras que en la segunda solo se contempla la protección de productos. Además, el período de protección del modelo de utilidad es de 10 años, mientras que en el caso de la invención es de 20 años.
El proceso para obtener una patente implica la superación de varias etapas. El trámite ante la SIC suele tardar mínimo tres años; sin embargo, a este tiempo se le agrega el de la labor de los inventores: la concepción del proyecto, la labor investigativa, las revisiones por pares, entre otras. Además, las solicitudes suponen inversiones económicas que van desde la creación del invento, hasta el pago de las anualidades una vez otorgada.
Como las patentes solo se otorgan en un país, si el creador tiene la intención de explotarla en otro deberá patentarla también en él; para esto puede recurrir al sistema tradicional que implica realizar el trámite de forma individual en cada país de interés, o recurrir al tratado de cooperación en materia de patentes PCT administrado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que lo asiste para optimizar las solicitudes ante las oficinas de los países miembros. Una vez adquirida la protección en el respectivo país, los inventores pueden disponer de su derecho y conceder licencias o celebrar contratos de transferencia a cambio de una remuneración.
Para el caso de la Comunidad Andina de Naciones, no se cuenta con un sistema unificado para la protección de patentes, más allá de compartir la misma normativa establecida en la Decisión 486 de 2000, lo que implica que la patente debe ser solicitada de forma independiente en cada uno de los países miembros de la comunidad.
Panorama de las patentes en Colombia
De acuerdo con datos de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), en 2022 se recibieron 2 287 solicitudes de patentes. De ese total, 432 (el 12 %) fueron solicitadas por residentes en Colombia, mientras que las restantes 1 855 (el 88 %) por no residentes, incluso de países lejanos como Australia, Dinamarca, Emiratos Árabes Unidos, Finlandia, Grecia, Islas Caimán, Israel, Luxemburgo, Namibia, Isla Mauricio y Taiwán.
Ahora, ¿Qué tipo de patentes se solicitan en Colombia? Según datos de la SIC, en el año 2022 los no residentes tramitaron patentes especialmente en el sector químico para productos farmacéuticos, orgánicos elaborados y biotecnológicos (57 %); y en el campo de la ingeniería mecánica (15,9 %) con maquinaria especial, manipulación de materiales, transporte, maquinaria textil y de papel. En el caso de los residentes, la mayoría de patentes se solicitaron en el campo de la ingeniería mecánica (25,3 %); luego en el sector químico (24,8 %); instrumentos de medida, control y tecnología médica (20,1 %); y otros sectores como ingeniería civil, mobiliario y juegos (15,9 %).
Como podría esperarse, las regiones en las que más patentes se solicitan en Colombia son aquellas que cuentan con mejor infraestructura investigativa y mejores índices de desarrollo económico. En Bogotá se tramitaron 395 solicitudes, 153 en Antioquia, 85 en Atlántico, 82 en Valle del Cauca y 63 en Santander.
¿Quiénes solicitan estas patentes? En Colombia, la mayoría de ellas son tramitadas por universidades. Según la Valoración de Invenciones Científicas de América Latina 2021, editado por LicenciArte y Discovery & Watch (D&W), la Universidad de Antioquia fue la institución de educación superior de Colombia con mayor cantidad de familias de patentes ese año (29), seguida de la Universidad de Los Andes (21). En América Latina, otras instituciones como la Universidad de São Paulo en Brasil alcanzó ese mismo año 834 familias de patentes, que se refiere a los diferentes documentos generados durante la tramitación de una patente internacional desde su solicitud hasta su concesión en varios países y que consiste en todas las publicaciones en diferentes países relacionados con la misma invención.
En datos aportados por la SIC de 2022 de la SIC, la Universidad Nacional de Colombia ocupó el primer puesto en solicitudes de patentes (30), seguida de la Universidad de Bolívar (29) y de Uniminuto con (26). El siguiente en la lista es Ecopetrol con 15, empresa a la que le sigue una larga lista de universidades.
Patentes en el ámbito universitario
En Colombia, las universidades utilizan la cantidad de patentes que reciben como uno de los indicadores del Modelo de reconocimiento y medición de investigadores y grupos de investigación. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias) aplica periódicamente este modelo como mecanismo para conocer el estado de la producción de conocimiento en el país y el desempeño de las organizaciones que lo producen. Con la información que obtiene, MinCiencias planea y desarrolla políticas públicas en materia de ciencia, tecnología e innovación. Para el Ministerio, las patentes son reconocidas como productos de conocimiento de alto valor porque operan como «un mecanismo para fomentar el desarrollo tecnológico y económico de un país, así como también contribuyen a que se promueva la competitividad al poner en el mercado nuevos productos o procedimientos». Por esta razón, para las universidades y centros de investigación en Colombia resulta importante proteger el conocimiento que generan.
Alrededor de las patentes se han generado amplios debates sobre su utilidad. Movimientos como Copyleft han sido críticos con la protección del conocimiento. Según ellos, la obtención de patentes impide la circulación del conocimiento en la sociedad, especialmente hacia grupos vulnerables o que tradicionalmente son excluidos de los espacios de poder político y económico. Ahora bien, también hay voces a favor de las patentes.
Según Isabel Cristina Uribe Martínez, abogada encargada de la protección de activos de conocimiento en la Institución Universitaria Pascual Bravo, la gestión de conocimiento no consiste únicamente en realizar los trámites necesarios para su protección u obtención de patentes ante las entidades competentes en Colombia y en el mundo, lo que sería una visión simplista de la responsabilidad y aporte que implica realizar esta labor. De acuerdo con Isabel Uribe: «gestionar conocimiento involucra crear un ecosistema consciente, sostenible y seguro para su generación, acompañando su camino de regreso hacia la sociedad, labor que comprende reconocer que en ocasiones la obtención de patentes puede ser parte del recorrido y en otras no, sin perder de vista que lo importante es lograr que el conocimiento llegue a donde se necesite y que se reconozca la labor creativa e intelectual de sus creadores».
En la Institución Universitaria Pascual Bravo se inició el proceso de solicitud de patentes de invención en el año 2014. Las solicitudes y propuestas se radican en la Dirección de Tecnología e Innovación de la Institución donde, de la mano de un equipo multidisciplinario se analiza la pertinencia, oportunidad, viabilidad jurídica y de patentabilidad. En este último se evalúa que la creación cumpla con los requisitos de novedad, nivel inventivo y aplicación industrial. Si la solicitud reúne las condiciones y los demás análisis, se envía al Comité de Propiedad Intelectual, instancia en la que se define si comienza el proceso de solicitud de patente ante la SIC.
La Institución Universitaria Pascual Bravo ha logrado seis patentes, tres de ellas otorgadas en Colombia por la SIC y las tres restantes, sobre una misma tecnología a través del PCT, en Colombia, Brasil y Chile, además de ocho solicitudes de patentes en curso:
- Sistema de combustión en lecho poroso y combustión turbulenta (otorgada en
2019 en Colombia y patentada también en Chile -2020- y Brasil -2022-). La
investigación se realizó en conjunto con el ITM. - Sistema para disminuir el consumo de energía en sistemas de refrigeración por
compresión de vapor (2019 en Colombia y 2020 en Chile). - Sistema automático de deshidratación solar de doble pared y doble cámara (2020).
- Sistema de calentamiento a gas de alta precisión en el control de temperatura
(2021).