Según análisis derivados del último Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), se requieren 132 años para alcanzar la igualdad de género en el mundo, mientras que la ONU estima que serán 300, es decir, este es el tiempo que se prevé para que se logre la paridad de las mujeres con respecto a los hombres en términos de participación económica, logros educativos, empoderamiento político, y salud y supervivencia, estas son las cuatro dimensiones desde la que se mide el Índice Global de la Brecha de Género del WEF en las que se compara el estado actual y la evolución de la igualdad de género en el mundo.
Tal cantidad de años resulta desconcertante, máxime cuando se conoce que estos indicadores se estiman con base en el análisis de datos de 146 países mediante los porcentajes de participación de mujeres en las cuatro dimensiones. En el escenario global, ningún país ha alcanzado la igualdad de género y tan solo 10 han disminuido la brecha en un 80 %, con Islandia a la cabeza seguido de Finlandia, Noruega y Suecia. En América Latina, la progresión es más lenta, aunque en los últimos años se han logrado avances porcentuales en los que países como Perú y Chile son los que más han mejorado sus puntajes de paridad de género. Colombia, por el contrario, disminuyó su puntaje de acuerdo con los datos del índice en 2022.
Aumentar la participación femenina en el ámbito académico, y especialmente en el investigativo, es una de las oportunidades clave para construir sociedades igualitarias. Sin embargo, a pesar de notorios avances en la intervención de la mujer en este escenario, persisten barreras que discriminan y restringen ese acceso con garantías de equidad e igualdad en oportunidades y reconocimiento.
La disyuntiva de la profesionalización y el mercado laboral
En el informe Mujeres y hombres brechas de género de 2020 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – Cepal- se plantea que en Colombia, en los últimos 10 años, aumentó el promedio de años de estudio de las mujeres como resultado de mayor acceso a distintos niveles educativos, datos respaldados por el Ministerio de Educación en los que se observa que, desde 2001 hasta 2018, el número de mujeres que se gradúa es mayor que el de hombres. En 2018, por ejemplo, por cada 100 hombres que se graduaron, 127 mujeres lo hicieron, pero ello no ha sido suficiente para superar las desigualdades de género en el mercado laboral.
Según datos del Departamento Administrativo de Estadística (DANE) en 2022, la tasa de desempleo de las mujeres fue más alta que la de los hombres. En noviembre de ese año, la tasa fue de 8 % para los hombres y de 12,7 % para las mujeres y se estima que en la última década, la tasa de las mujeres ha superado a la de los hombres, en cada año, en por lo menos 4,9 puntos.
La brecha es también evidente en la elección de las carreras profesionales por parte de las mujeres, a menudo condicionadas por estereotipos sexistas, expectativas y creencias familiares, además de las posibilidades de desarrollo personal y laboral; por ejemplo, una investigación de la Fundación Universitaria Salesiana de Bogotá, publicada en 2021, evidenció la baja participación de las mujeres en las ingenierías y la brecha en materia de equidad de género. En el informe se revela que, entre 2017 y 2021, solo un 14 % de los profesionales egresados de las ingenierías en la capital colombiana son mujeres; en el país, esa cifra es de 25 % en un total de 13 mil graduados. La segregación por género se extiende a la elección de carreras STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) en las que las mujeres están subrepresentadas en estas áreas.
De acuerdo con reportes del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias), de 16.796 investigadores acreditados en el país en 2020, solo el 38 % (6.411) eran mujeres, un promedio bajo comparado con países de Europa como Lituania, Bulgaria y Letonia donde incluso son mayoría; aun así, esta cifra se sitúa por encima del promedio mundial, que ronda el 30 % en datos respaldados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. De estos números, en las ciencias naturales y exactas las mujeres representan 31 %, mientras que en ingeniería y tecnología, el 24 %. En ciencias sociales, en cambio, las mujeres tienen una participación del 42 %, y en las ciencias médicas alcanzan 51 %. Estos datos coinciden con las dinámicas globales estudiadas por el WEF cuyos datos revelan que las mujeres están sobrerrepresentadas en áreas de educación y salud, por el contrario, la brecha se mantiene intacta en tecnologías de la información e ingeniería en comparación con los hombres.
Inclusión de las mujeres en la investigación científica
Érica Mejía Restrepo, directora de Tecnología e Innovación de la Institución Universitaria Pascual Bravo, explica que se debe reivindicar el rol y el papel de la mujer en la ciencia, pues: «el cambio cultural no se da de la noche a la mañana, sabemos que tardará unas cinco generaciones. La pandemia nos demostró esa realidad con cifras que evidenciaron que las mujeres disminuyeron su producción científica en comparación con los hombres, debido a que ellas debieron asumir al mismo tiempo los roles de madres, amas de casa y profesoras. En una sociedad que ha avanzado en la igualdad de género, aún faltan estrategias para que las mujeres afiancen sus carreras y tengan más oportunidades». Una investigación desarrollada por las universidades de Milán y de Valencia, publicada en Plos One, respalda esta afirmación, pues se identificó la marcada diferencia entre la producción científica de hombres y mujeres; por ejemplo, en datos analizados de 2329 revistas de Elsevier en 2020, se evidenció un aumento del 30 % en los envíos comparado con el año inmediatamente anterior; sin embargo, al disgregar esa cifra por género, se aprecia que en los años 2019 y 2020 las mujeres presentaron 2 779 421 manuscritos frente a 6 118 748 manuscritos presentados por hombres.
Con el objetivo de fomentar la participación femenina en actividades investigativas, desde la Institución Universitaria Pascual Bravo se implementan acciones que promuevan el liderazgo femenino, al respecto, Érica Mejía manifiesta: «la inclusión está enfocada a que la mujer pueda desempeñar los mismos roles, en las mismas condiciones; por ejemplo, en la institución contamos con más mujeres en cargo directivos, son ocho mujeres en estos roles que representan el 61 %, y en el área administrativa son 65 mujeres, que alcanzan un 67 % de la población, pero las brechas de género todavía están marcadas en la elección de las carreras, algo que se aprecia en la cantidad de mujeres en la Facultad de Producción y Diseño, que tiene más mujeres matriculadas que hombres, mientras que en Ingeniería pasa lo contrario, allí las mujeres son el 16 % del total. Por eso queremos resaltar el rol de la mujer pascualina en la ciencia y que ellas sean las motivadoras para que otras chicas sigan participando».
Las cifras de mujeres investigadoras en el Pascual Bravo siguen la misma tendencia expuesta en el país y en el mundo. Las estadísticas consolidadas de la Dirección de Tecnología e Innovación demuestran que existen más hombres que mujeres con participación investigativa; por ejemplo, los registros de GrupLac -aplicativo para los grupos de investigación registrados en Minciencias- evidencian la presencia de 182 hombres y 66 mujeres en sus grupos de investigación, estos datos corroboran además las dinámicas por áreas del conocimiento, mientras que en los grupos relacionados con la administración, el diseño, productividad y calidad la mayoría son mujeres, en los grupos de ingeniería la presencia femenina es baja.
GRUPOS | HOMBRES | MUJERES |
Qualipro | 22 | 11 |
Icono | 27 | 23 |
GIIEN | 56 | 13 |
GICEI | 16 | 4 |
GIIAM | 61 | 15 |
Con el propósito de fomentar la participación femenina en diferentes sectores, desde la Institución Universitaria Pascual Bravo se aprobó la Política Institucional de Inclusión y Diversidad, con la que se busca articular todos los estamentos y áreas de trabajo misionales para impulsar acciones que permitan emprender y fortalecer acciones para conocer y atacar las causas de discriminación en la Institución; a partir de la política, se estableció el reconocimiento Mujeres Pascualinas en la Ciencia, Tecnología e Innovación, cuyo objetivo se centró en abrir espacios de diálogo para el reconocimiento de las mujeres en entornos académicos. En la primera edición del evento se exaltó a dos científicas de la institución y se ofreció un evento académico en torno al estímulo de la mujer en el mundo científico en el que, además, se otorgaron dos reconocimientos, Estudiante Semillerista o Egresada en la Ciencia, Tecnología e Innovación, premio que se concedió a Mariana Obando Cabrera y Docente Investigadora en la Ciencia, Tecnología e Innovación para la profesora Sandra Álvarez Gallo.
La profesora Álvarez expresó que el reconocimiento respalda la trayectoria investigativa y la contribución a la producción académica de las mujeres en el Pascual Bravo y, en su caso, obedece al impacto que han tenido las investigaciones que desarrolla en el área de logística de cadena de suministro en el sector productivo, en el que, además, representa a la institución en mesas de trabajo y comités de productividad logística del orden nacional que le permiten tener una conversación activa con las empresas para discutir, desarrollar e implementar proyectos mediante el aporte institucional. Para ella, las oportunidades de las mujeres para investigar en la institución son igualitarias y sin restricciones: «ahora tenemos más mujeres que investigan en estas áreas. En mi caso, la logística siempre ha sido de hombres, son los que manejan la operación logística, las bodegas, los operarios, los conductores; pero ahora tenemos muchas mujeres y ellas son más meticulosas, van al detalle. Aunque el campo de la ingeniería se ha inclinado más hacia los hombres, actualmente, las mujeres están investigando y cada día crece más la participación femenina, las ingenierías son más apetecidas por las mujeres y ya vemos que cada año se inscriben más mujeres en los programas ingenieriles».
Al respecto, Mariana Obando Cabrera, ganadora como Egresada Semillerista, expresa que «falta más acción, soy partidaria de que se puede desarrollar el potencial de las mujeres en el campo de investigación, reforzarlo en esta sociedad actual, estamos llenos de incertidumbres y cuando hablo de inclusión me refiero a generar apertura de conocimiento, que cuando hablemos de investigación se abarquen todos esos temas en diferentes niveles del conocimiento que nos articulan como jóvenes en formación».
Reconocimientos como este son aportes para que el cierre de la brecha participativa de las mujeres en los ámbitos laboral, académico y científico sea un objetivo social, cultural y político constructor de capital humano, capaz de dinamizar las economías e incrementar el bienestar en las sociedades; para ello, el trabajo colectivo es fundamental para establecer líneas de acción que promuevan el liderazgo de las mujeres como impulso para la inclusión y la equidad.
La Institución Universitaria Pascual Bravo ha generado estrategias para garantizar la diversidad y la inclusión. A escala directiva, cuenta con ocho mujeres en estos roles, lo cual representa el 61 % de la población. En el área administrativa cuenta con 65 mujeres, lo cual representa el 67 % de la población. La población estudiantil sí tiene aún una marcada tendencia a ser masculina. En la Facultad de Ingeniería, las mujeres son el 16 % del total, mientras que en la Facultad de Producción y Diseño es del 36 %.
En los grupos de investigación, el 25% son mujeres y cada grupo de investigación tiene este porcentaje de participación femenina:
Grupo Qualipro (Productividad): 32 %
Icono (Diseño): 46 %
GIIEN (Grupo de investigación e innovación en energía) 17,4 %
GIIAM (Grupo de Investigación e Innovación Ambiental) 22,2 %
GICEI (Grupo de Investigación en Ciencias Electrónicas e Informáticas) 8,1 %